viernes, 24 de junio de 2011

EFEMERIDES AÑO 2006: EL VIVA YO DE WANCHOPE

Wanchope siempre ha tenido que abrir mucho los brazos
para abrazar a sus gordas.

Nos situamos en abril de 2006, si bien, por entonces no existían estos amados Premios W y su heroica clasificación. Aun así  esta historia merece la pena ser contada, para que nos demos cuenta de quién es el eterno líder. Por trayectoria solo parece con motor actualmente para superarle Jairo Flamenko o que nos deleite con un verano exagerado Robertazar. Sí, por supuesto, estamos hablando del numero 1. Wanchope Arisco.

Esa dulce primavera se encontraba trabajando (por raro que parezca) nuestro querido protagonista. Estaba en la zona central de Burgos, al lado de la Catedral, en unas casas pequeñas, cuando vio por el balcón como el populacho se agolpaba a las puertas de la casa, de la catedral y de las escaleras cercanas. También pudo apreciar que todo estaba vallado, pero en ese momento no se le dio mayor importancia.

Al cabo de media hora observo que ya la muchedumbre era cada vez mayor, entonces por curiosidad se quedó observando desde el balcón.

Pasaba el tiempo, y Wanchope se entretuvo pidiéndose chicas y bebiendo cervezas. Por fin, vio llegar por lo alto de las escaleras varias limusinas, y pese a su lamentable visión (causa más que probable de sus vergonzosos ligues) pudo distinguir a nuestra queridísima majestad el príncipe Felipe de Borbón, a su por entonces prometida, Letizia.
Wanchope se encontraba en una de esas ventanas.

Entonces Wanchope se dio cuenta de que era una oportunidad única, que no se le volvería a dar, estaba por encima de todos, un peldaño superior en una situación envidiable para prodigarse en la suma de puntos W. También se dio cuenta de la importancia del evento y de los protagonistas, y de que tenía que medir mucho su actuación.

Tuvo media hora para pensárselo, ya que nuestros queridos sucesores del trono español se tiraron todo el tiempo del mundo y más saludando a las masas exaltadas. Barajo idas de pelota tales como orinarles, pero se dio cuenta de la enorme cantidad de guardaespaldas presentes en la cita y de que tal acto podía ser su final.

Después de mucho esperar los príncipes se encontraban allí, a los pies de Wanchope, 3 metros por debajo, pudiendo así  oler su perfume a nobleza. Era el momento.

El señor Arisco estaba  más nervioso que nunca, su famosa sangre de horchata había desaparecido, no había aun pensado en nada, así que actuó según se le pasaban las cosas por la cabeza.

Se alzo de brazos cual Papa, y grito al vacío:

“EH, TÚ, PRINCIPITO”

Ahí se dio cuenta de la que estaba liando, el silencio se apodero de la plaza, los guardaespaldas pistola en mano, las cámaras enfocándole, y el príncipe asustando ante aquel personaje manchado, con ropa sucia y una cerveza en la mano. Así que Wanchope continuo con lo único que se le ocurrió en ese instante.

“VIVA YOOOO”

Y entró corriendo a la casa con el mayor derroche de adrenalina que se recuerda. Desde dentro pudo escuchar a la muchedumbre aclamarle, viva yo, viva yo, viva yo...

Wanchope se sentía orgulloso de tal acto, ya que pudo ver una sonrisa en el rostro del príncipe y una luz verde por parte de la princesa. Así que salió a saludar cual actor de teatro al acabar la función.

Bajó rápidamente de casa ya que era la hora de comer y el hambre apretaba. Lastima que por ello no pudo aprovechar las más que posibles bonificaciones femeninas que le daría tal acto.

La gente le aplaudía a su paso, excepto cuatro trajeados con pinganillo y gafas de sol que le tomaron los datos al pobre e indefenso Wanchope. La cosa no llego a mayores y esa no seria la primera denuncia de su vida.

El príncipe alucinado ante lo que se le venia encima.
Un anciano le soltó una perlica que hizo saltar las lagrimas a un, todavía nervioso, Wanchope:

“Has estado de maravilla, llevo años siguiendo a la realeza y nunca he visto nada igual, has puesto el toque humorístico al protocolo, mañana serás portada en todos los periódicos”

A la tarde Wanchope salió en varias televisiones, lo que hizo que sus padres, vecinos y conocidos se enterasen de tal hazaña.

Así lo recuerda Wanchope actualmente:

“Espectacular, me encanta hablar de esta historia, que no por veces contadas pierde su encanto. Fue un antes y un después en mi vida, ver una luz verde por parte de la princesa me hizo tener más seguridad en mi mismo al entrar a las féminas o al facturar. Desde aquí, quiero dar las gracias a todos los que me apoyaron y me siguen apoyando para crear una historia alucinante cada día, y como diría Sol y Sombrini, hoy se sale”

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