lunes, 24 de octubre de 2011

EFEMERIDES 2010: LA POLITECNICA DE WANCHOPE



Dulce primavera se estaba marcando el eterno líder, que ya estaba poniendo las bases a un liderato que solo soltaría en el mítico mes de de diciembre de Vulkete.

Aquel año, Wanchope había vuelto a los estudios académicos, lo cual le estaba otorgando muchos puntos debido a sus salidas de tono los viernes por la mañana después de poderosas noches de jueves.
Pero esa semana el viernes era fiesta, así que el jueves, por sentido común pasaba al miércoles, y el verdadero jueves era la politécnica, lo que convertía a la semana en poker obligado y suma de puntos W de interés general.

Como decíamos Wanchope reventó aquella noche de la mano de varios compañeros de fatiga, entre ellos el “34” Joselito. La noche tuvo sus más y sus menos pero sin nada reseñable, eso sí, el horario fue poderoso y Wanchope se presento en clase en la cima de la bodega y con sueño débil.

En las duras mañanas de colegio después de haber salido la noche anterior, Wanchope guardaba varios secretos en su distinguida mochila, como era su querida y recordada petaca. Aunque la petaca en muchas ocasiones se acababa, y Wanchope se veía obligado a mantenerse despierto a base de intentar bonificar con la profesoras y de bajar entre clase y clase corriendo al bar de abajo a por un ansiada cerveza que beberse de trago.

Aquel jueves mañanero, a segunda hora, Wanchope se disponía a bajar a por una cerveza mas, pero en el camino se encontró que bellas menores a las se vio obligado a cortejar. El ebrio estado mental de nuestro protagonista, hizo que no se le ocurriese mejor manera de llamar su atención que protagonizar un striptease al más puro estilo “Muerto Está en el pantano”. Con tan mala suerte que apareció un profesor por el lugar y Wanchope tuvo que volver rápidamente a su clase, situada un piso más arriba confiando en que no le hubiesen reconocido.

Dos horas después aparecieron por la clase del eterno líder la directora, jefes de estudios y demás oligofrénicos del lugar apuntando con su dedo acusador al favorito de los Premios W de cada año. Aquello le otorgo una expulsión momentánea del colegio y lo que verdaderamente le importaba en ese momento a Wanchope, el poder ir desde ese mismo instante al recinto donde estaba toda la juventud alcoholizada congregada.

El viaje hasta allí no fue sin historias, por supuesto, ya que Wanchope había cogido Ronster en casa e iba metiéndose en los coches ofreciendo a los conductores, rumores bastante confirmados apuntan a que por poco no llega vivo al lugar de regocijo alcohólico.

En la Politécnica ya se encontraban Lity y Juan Vámonos de Putas, demostrando una vez más su amor por este tipo de fiestas. Así que el señor Arisco siguió con su ingesta indiscriminada de alcohol. Después de una nueva aparición de la señorita Patada debida a que Wanchope se había quedado sin veneno con el que asestar a su cuerpo, Arisco se marcho en busca de victimas a las que robar Ronster, Bitteron o sucedáneos  hasta calimotxo le valía en ese instante. Con tan mala suerte que hurto demasiado veneno del que cualquier cuerpo podía soportar y que el sol era más potente de lo que su dolorida cabeza podía aguantar.

Así que Wanchope, entre otros muchos problemas tales como un bochornoso pedo pintor que tuvo que ir raudo a limpiar, consiguió llegar a un bar, en el que la suerte de nuevo no estaba de su lado, ya que había una ronda de chupitos sin dueño en la barra.

Ese fue el último asalto que Wanchope aguanto, lo siguiente que sabemos de él aquel día, es que andaba vomitando e intentando dormir en un portal colindante. La suerte seguía estando en contra de Wanchope, ya que la policía entro al portal con intención de sacarle:

-“Caballero, ¿puede hacer el favor de salir del portal, por favor?” le dijo el amable agente.

-“No molesto a nadie” dijo entre bostezos, lloros y vómitos Wanchope.

-“Si molestas, han llamado los vecinos para que te saquemos”

-“El problema es que yo no puedo salir”

Así que los agentes agarraron a Wanchope y le sacaron a rastras, entre medias del trayecto le preguntaron:

-“¿A dónde quieres ir, a casa, o al hospital?”

-“A la politécnica, que queda noche.”  Afirmo rotunda la demencia de Wanchope.

Solo eran las 5 de la tarde, pero Wanchope iba de la mano del señor destrucción y de El Colega Stijn. Los policías le hicieron caso y le dejaron tirado en la Politécnica. Allí, Wanchope pernocto entre ortigas 3 horas hasta la llegada de simpáticas señoritas que accedieron a llamar a Lity para que viniese en su búsqueda. Lity aprovecho para meterlas fichas y Wanchope, una vez despierto aprovecho para irse a casa y terminar tan agonizante día. No sin antes meter morro y bonificar con un truño y ser por poco portada en el periódico por el atropello hacia su persona de un autobús.

Estas son las declaraciones de Wanchope, en la actualidad, recordando aquel día:
"Día gris donde los haya. La verdad es que por entonces mi estado de forma era vanagloriado por el populacho, realizaba exhibiciones a diario, por tanto me vi con motor suficiente como para dar una nueva muestra de clase alcohólica antológica. Bien es cierto que me calenté y como de costumbre no supe medir las distancias. Todavía me pregunta la mujer de Vilchón por aquel día... Que se le va hacer, dicen que hemos nacido para esto. Por lo demás os recomiendo drogormir entre ortigas, es muy placentero y saludable..."

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