Justo ahora que acaba de pasar hallowen, nos parece el momento perfecto para recordar una historia ocurrida hace un año.
Aquel fin de semana era más largo de lo habitual, el lunes era fiesta, por lo que salir el domingo era obligado, y el plan de Wanchope para aquel domingo no era otro que el festival Mundo Idiota, una gran jornada para sumar puntos W.
El viernes se dirigió con unos amigos hacia Madrid, donde tendría lugar tan esperado evento musical. Por el camino ya las copas empezaron aparecer, con algún que otro altercado como un accidente que les tuvo parados un buen tiempo y que hizo que ya llegasen a buen nivel alcohólico a Madrid. Todo ese tiempo que estuvieron parados lo gastaron en hablar con el conductor de al lado, un antiguo segurata de bares de luces, lo que hizo que escuchasen historias de las que hacen alegrar el pajarito y confirmar que sería un gran fin de semana.
Aquel viernes noche lo pasaron entre bares con una bodega colosal. Visita de El Colega Stijn a Joselito y casi facturación del propio Joselito con los travestis que acechaban.
Tras el mañaneo del sábado, a la noche se descanso, ya que había que madrugar para ir a un festival que duraba horas.
A las 7 de la mañana del domingo, nuestros protagonistas ya estaban arriba, desayunando el necesario Ronster, el verdadero, el que te alegra el corazón. Cuando entraron al festival la bodega ya era de unos niveles más que aceptables, y al escuchar clásicos como “Ginecólogo Rumano” todo mejoraba.
Después de que varios de los amigos de Wanchope vulketeasen, el iba deambulando por el recinto, con todavía algún que otro grupo por tocar. A esas alturas, después de muchísimo desenfreno pensó que era el momento de bonificar, así que se puso a buscar presa cual buitre ojalatero.
Al poco ya había conseguido el objetivo de darse besitos con una, pero no le parecía suficiente así que la dio la patada en busca de algo mejor. Al no encontrarlo, el eterno líder, tuvo que ir de nuevo a por la primera bella dama, y creyó encontrarla, así que la siguió dando besitos y se marcho fuera del recinto con ella (hasta pasados varios meses Wanchope no se entero que la primera con la que se había dado besitos no era con la que se marcho)
De camino, Wanchope, que iba acicalado con sus mejores galas, el disfraz de oso panda, recibió una llamada a su por entonces vivo teléfono móvil. Era un amigo, que le llamo para interesarse por la vitalidad de Wanchope, a lo que él respondió:
“Déjame en paz, déjame vivir, que me voy a tirar a Paloma”
Poco después se oyó un grito y se colgó. El grito era la chica, no solo por el comentario de Wanchope si no porque ese no era su nombre. Después de poco caminar, entraron en un portal cercano del recinto, y empezó el clásico juego. El momento de parón llego más pronto que nunca para Wanchope, no porque ya hubiese acabado tan pronto como de costumbre, si no porque entro al portal un vecino que había salido a pasear al perro. El vecino solo miro con ojos lujuriosos como la chica, de rodillas, hacia su trabajo más bien que mal, pero ambos tuvieron que salir del portal.
Una vez fuera la faena continuo encima de un coche sin mucho mas que contar, salvo que Wanchope lo hizo todo con la máscara de oso panda puesta y que al llevar el disfraz no pudo salir corriendo.
Pero la noche no acabo ahí, el festival había acabado, pero Madrid no duerme y ese domingo tocaba zapatilla de la mano de Joselito y un par de compañeros más. La ingesta de alcohol y la zapatilla dada por Wanchope era brutal, a tales niveles que le tuvieron que convencer para salir. Pero una vez en el bar comenzó otra historia…
Wanchope se hizo el dueño del lugar por su disfraz desde que entro por la puerta, momento en el que comenzó a sonar la mítica canción “Oso Panda”. Botella de champan regalada en ristre la zapatilla continuo haciendo caso a todo lo que le mandaban desde megafonía, como muestran mejor que nuestras palabras estos videos. Poco después, fin de semana tan legendario acabo, no sin que algún madrileño saludase a Wanchope por las locuras acometidas en Ribadesella, locuras que acometeremos otro día desde esta bella pagina.
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