miércoles, 11 de enero de 2012

TEMPORADA DE ROBERTAZAR




El inicio fue bueno, demasiado bueno quizás, se olía en su aliento el fiel deseo a victoria. Se jacto durante meses de que ese era su año, y hasta verano así pareció ser, una nueva oleada de puntos otoñal le llevo a estar cerca de su más conocido deseo, el pódium. Pero no analicemos tan brevemente una gloriosa temporada.
El rey de los piloneros estuvo en el lugar que corresponde a una persona de su incomparable popularidad durante los primeros meses, manteniéndose en el segundo lugar enero y febrero y enseñando sus cartas en marzo, mes que gano. Aquel marzo Robertazar por primera vez vio en el espejo a un ganador de los Premios W, su tremenda victoria en Politécnica y su inestimable aunque deleznable actuación en la primera orgia del año así lo atestiguan.
Después de un abril en el que perdió posiciones debido al alucinante nivel de sus rivales encaro el verano con la firme ilusión de recuperar el terreno perdido. Normalmente el verano era la época preferida de Robertazar, fiesta día sí y día mas, saxofón que perder, saxofón que robar, y coño que comer y culo que le coman.
Pero este año las cosas no fueron así, Robertazar ha estado metido en actos laborales que le privaban de muchas de sus ansiadas fiestas charangueras en las que acechar menores, lo cual, le hizo perder aparentemente cualquier esperanzar de pódium (pese a la victoria delante del género legendario en la grandiosa cita de la Vuelta a Burgos).
Aquello pareció ser su fin, se le vio llorar en ocasiones incluso por haber perdido la forma nocturna de los primeros meses del año, de hecho, se negó en más de una ocasión hacer algún amayuelas a algún favorito.

Pero un bonito a la par que frio lunes, todo cambio, su esposo le dejo, y el hecho de dormir solo le llevo a pensar, tocarse, y volver a pensar. Y llego a una conclusión que nunca debió olvidar, los Premios W son su forma de vida.

Y eso le hizo pelear a diario de nuevo la tan temible y peligrosa clasificación. Su segundo puesto en octubre así lo atestigua, con victoria en la clásica de las hojas muertas en Logroño incluida.
Aun así, su vulkeamiento en el Bunker y otros movimientos mentales extraños, tales como seguir sin facturarse a su esposa la gorda, continuar en el mayor de los bochornos, o su vuelta a jugar en la masturbación masculina, esta vez con Pablo Noche, le hacen quedarse en un digno, aunque inmerecido a su parecer, 5º puesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario