EFEMERIDES 2010: EL AMOR DE VERANO DE MUERTO ESTÁ

Corría el veneno diario en el mítico verano de 2010. Agosto, estaba siendo un mes memorable para todos, alguna lagrima sigue cayendo al recordarlo, para todos, pero sobre todo para Javier Muerto Está.

Después de 8 larguísimos, eternos y despiadados años, por fin, su idilio con la liga del amor se acababa. Se encontró entonces en la disyuntiva de la liga de la soltería, en la que todos sus rivales y compañeros se encontraban. Les veía felices, por lo tanto, él pensó, en sus clásicos momentos de soberbia, que a él le iría todavía mejor y que le quedaban por llegar los mejores momentos de su vida.

No le faltaba razón, ya que las bonificaciones estaban siguiendo el cauce elevado esperado. Hasta la historia que nos disponemos a narrar.

Jairo Flamenko, y Wanchope acompañaron a Muerto Está a las fiestas de un pueblo cercano, con la bodega colgando del hombro de nuestros protagonistas desde primera hora de la tarde. La noche discurrió como la mayoría de estos mitos de la noche, entre ríos y ríos de veneno, maldad, hurtos, y metidas de morro. Pero lo mejor estaba por llegar.

La noche acababa, y la bonificación de Muerto Está no llegaba, intento ahogar esas penas en más alcohol, así que se dirigió de nuevo, por vigesimonovena vez, a la barra.

Allí, se dio cuenta de que el dinero se había acabado, por supuesto Wanchope no disponía de liquidez para abonarle la consumición, y Jairo Flamenko había sido visto por última vez desapareciendo de la mano de El Colega Stijn.

Así que Muerto Está dirigió sus ojos a una camarera cercana, pensó, que podían acabarse sus dos problemas de la noche de una tacada, bonificando y pagando a la vez el Colo-Coco. A la joven mujer de barra, la llamaremos “Aidita” por su enorme parecido con una afamada actriz de televisión.

Para Javier Muerto Está en esos momentos no era evidente nada, por lo que afirma todavía en el presente, que entonces no se dio cuenta de el nivel de menor que tenia delante (13 años). Después de intentar embelesarla con sus encantos de comercial, se dio cuenta de que Aidita no sabía por donde iban los intentos de Muerto Está, así que tomo la única decisión que creía posible por entonces.

El momento de locura inusitada se pudo apreciar hasta desde el escenario donde amenizaba la nocturnidad la orquesta. Javier Muerto Está, entro sin mas dilación a la barra, y asesto a la joven obesa, una metida de morro providencial que sigue siendo recordada por todos los allí presentes.

Poco mas se sabe de aquella noche, Muerto Está consiguió no pagar la copa, pero se quedo sin

bonificación, puesto que Aidita salió corriendo entre un baño de lagrimas y nunca jamás se la vuelto a ver por los parajes bélicos en los que discurren las fiestas de los pueblos.

Añadir, que esa noche los números de El Colega Stijn fueron mágicos, asestando visitas a diestro y siniestro incluidos los 17 varapalos a Muerto Está en el viaje de vuelta. En definitiva, no fue la noche de nuestro protagonista.

Y así recuerda Muerto Está esa historia en la actualidad:

“No es un tema que me guste tocar, se puede decir que fue mas que un amor de verano y la sigo queriendo. Pero que decir al respecto de esta historia, como se ha podido leer iba en la mayor de las miserias y… ¡Qué más os da! ¡Dejadme en paz!”