sábado, 28 de abril de 2012

PRESENTACIÓN DE EL SEÑOR PERA


Totalmente desconocido en el ámbito general de los Premios W, incluso para El Consejo de Románticos. Es de esos personajes, que solo por una acción en su vida, se ganan un sitio en el corazón de estos premios.

El año pasado consiguió quedar en un dignísimo 29º lugar, algo que podía presagiar una escalada aun mayor en este 2012, pero eso no ha ocurrido. Probablemente la única forma en la que pueda sumar El Señor Pera, es si alguno de los participantes de los Premios W, vayan a visitarle a su lugar de residencia (rumores apuntan a que comparte habitación con Joselito). Os lo explicamos.

El Señor Pera era un madrileño amante de la noche y de las sanciones de la UBI, un Pablo Noche de la vida, una persona como mil más. En sus ratos libres, traficaba con sustancias dopantes, por entonces, no era conocido en Burgos, la sede de esta ilustrísima competición.

Hasta que un buen día, de buenas a primeras, un familiar de los hijos de Vilchón, conto su verdadera historia.

El Señor Pera, se encontraba en una fiesta, con los bolsillos cargados de veneno que vender para llenar su cartera. Hasta que hizo aparición en la noche un invitado inesperado, la UBI, convertida en policía en este caso, para realizar controles. No controles de sangre ni de orina, si no controles de traficantes, por lo que se vio obligado ha devorar todas las sustancias psicotrópicas a toda velocidad, en clara muestra de delirio absoluto.

Cierto es que la demencia llego después, ya que El Señor Pera nunca volvió a ser el mismo. Esa mañana, al levantarse, desayuno una pera y ahí se quedo, estancado en ese único momento de su vida, con la mirada perdida y los ojos en blanco. Desde aquella mañana piensa que él también es una pera.

Hoy, podemos verle en psiquiátricos, de 6 a 8 de la tarde de martes a jueves. Con la habitación 112 pintada como si fuese un bosque con arboles y él siempre vestido de verde.  Desde primavera a otoño se le ve agazapado, las 24 horas del día, en la pared, al lado del árbol pintado. A partir de otoño, pasa las horas en el suelo, cual hoja caduca.

Tiene instinto de fruta, al igual que cuando era persona y sabía hablar, que también vendía “fruta” cual frutero. A lo que nos referimos, es que se esconde debajo de la cama que nunca usa, cuando escucha pasar por el pasillo a agricultores, vegetaríamos o a Vulkete, amantes en definitiva de la fruta.

Intentaremos que próximas visitas a su residencia le hagan conseguir puntos W para poder subir este año de los últimos puestos en los que se ha acomodado.

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