martes, 4 de septiembre de 2012

EFEMERIDES 2011: EL GETAFE EN VIVO DE WANCHOPE, PARTE I


Ahora que justo se cumple un año de la inolvidable exhibición de Wanchope Arisco en este festival, y sobre todo, pensando que va a ser clave en la victoria final de los Premios W 2012, nos parece el momento necesario y hasta casi obligatorio, para recordar tales hazañas.

Para entender la historia debemos retrasarnos hasta febrero, cuando salió el cartel con los grupos a la palestra. Por entonces, Wanchope, desestimo tal opción riéndose incluso de quien le había preguntado si quería ir. Pero los meses pasaron y el liderato y la suma estaba en juego, así que, justo una semana antes, un drogomingo de mañaneo destructivo, a Wanchope le vino de nuevo la opción de batirse el cobre allí, y en ese momento, hizo una de las mejores elecciones de su vida, buscar la muerte por Getafe.

Todo ello empezaba el jueves, pero el motor echaba chispas y la ansiedad porque llegase el momento era insoportable, así que decidió Benebear el miércoles. Después de una noche al uso, con un nivel bodeguero considerable, llego a casa sobre las 6. Había que levantarse pronto para tener todo preparado. Incluso, recargo el móvil para sorpresón mayúsculo general, y así poder rencontrarse con el mundo real cuando su walkie talkie sonase desde la cima.

La resaca era palpable, y se convirtió en medicina el cerveceo del viaje, consiguiendo regular el inquieto PH. La compañía de Wanchope, a parte del ron, cerraba filas en torno a Silvia, la mejor fémina del año  pasado y dueña y señora de fiestas de relumbrón como esta, o como Soria, lugar, que lleva pisando en San Juanes 17 años y fue ella quien enseño las bondades de esa fiesta al mismísimo Wanchope.

Pronto, muy pronto, antes incluso de montar la tienda y llevar la ropa, nuestro protagonista jugaba con el mal de altura, haciendo una escalada de record hasta los 8000 metros de altitud alcohólica. Desde allí, su labia disparaba salivazos que recordaban los mejores momentos sexuales del por entonces nº1, haciéndose ya un ser que acaparaba las miradas allá por donde pasaba.

Antes de entrar al festival, se encontró con un amigo inseparable, El Colega Stijn, lo que hizo presagiar que la noche seguía las pautas habituales, y por tanto, el miedo de Wanchope a lo desconocido se disipo.
Al no poder meter a sus mejores amigos al festival (el ron y la coca cola) tuvo que abrir las tragaderas e inspirarse hasta acabar con todo en un suspiro. No llevaba ni una hora en el lugar, y los 10000 metros estaban superados, demostrando, que no solo es el Usain Bolt del sexo, si no que también, es posible que posea el record mundial de bodegueo.

Una vez dentro, se instalaron en el campamento base, (no confundir con la tienda de campaña) lugar, desde el que dirigirían las operaciones dentro del festival y en el caso de que alguien se perdiese, se volverían a juntar allí. No habían acabado esa frase cuando Wanchope desapareció con destino la barra y con el objetivo de calmar sus desorbitadas ganas de veneno y meneo. En la barra, su sombrero, recién llegado del Oktoberfest de 1999, hizo comenzar una conversación con el camarero, alemán a todas vistas. La labia del por entonces nº 1 y el mas que probable estado etílico del camarero, hizo que se creyese que se habían visto en Alemania, y por tanto, su antigua amistad le otorgo cachi gratis.

Todo eso, provoco las risas de dos mujeres que se situaban al lado, y Wanchope no quiso perder el tiempo. Las dulces cuarentañeras se vieron seducidas al instante por el desparpajo juvenil del dueño de la demencia, y pronto comenzó a bonificar con una de ellas. Después de tocar el tema del cinturón, solo pudo desaparecer con la (ya es extraño) mas dotada físicamente.

Desaparecieron en la oscuridad y antes de cerrarse el telón la bonificación volvía sobre sus propios pasos con claras muestras de enfado al grito de: “ Si me follo a un joven espero que lo haga bien, joder!!”

Todo eso no hizo más que animar todavía mas a Wanchope, y la altura convirtió la visibilidad en totalmente nula hasta las 8 de la mañana, cuando vuelven aflorar los recuerdos. Alli se encontraba, en el último concierto, con claras muestras de haber bonificado en alguna ocasión más y en una nueva gloriosa fiesta en soledad. Después de desechar varios regalos de camellos perseguidos por la UBI, y hacer y deshacer muchos amigos nocturnos, el último concierto acabo.

Pero para él no era bastante, quería más, mucho mas, el cansancio estaba lejos de llegar, y mientras realizaba actividades no aptas para el entendimiento humano, el festival iba vaciándose. Wanchope no se entero de que era el último del festival hasta que tuvo que salir a empujones por la seguridad, pidiéndole por favor que saliese, que todo había acabado.
Solo había una persona mas realizando algo similar, y casualidades de la vida, o de que ambos hace años que juegan en la liga de lo mítico, esa persona era Marin, otro glorioso participante de los Premios W que también tuvo su historia en esta cita de gran nivel sumatorio.

Juntos llegaron a un bar, donde trabajadores desayunaban tranquilamente, poco les duro la tranquilidad y la compañía de Wanchope, ya que rápidamente fue expulsado del lugar. El sol azotaba con fuerza, la brújula se había perdido y no recordaba donde se situaba la tienda de campaña, asi que simplemente ando y dejo de escuchar un piiiiiii incansable en sus oídos para encontrarse de lleno en una explosión de música atronadora que hacia las delicias musicales de Wanchope.

Había llegado a la Rave.

Quizas, fue su momento mas eufórico en todo su festival, entro dando saltos y gritando: “Tengo ketamina como para una boda y como para enterraros a todos!!!”
Probablemente no pensó a quien se lo estaba gritando, pues rápidamente fue rodeado por 10 infra seres que ofrecían cualquier cosa a cambio menos dinero. Wanchope tuvo que salir al paso y decir que lo tenía en la tienda y que no la encontraba, lo cual, no era del todo mentira.

Allí se alió con un palo y destrozo a un ritmo  zapatillesco solo visto en el CD Euforia todo lo que veía. Hasta los perros punkis y los punkis de los perros tenían miedo.

Llegadas las 3 de la tarde, Wanchope seguía allí en la rave, el más conocido del lugar debido a sus incasables bailables, gritos y otros juramentos contra el mundo real. Su vestimenta le otorgo algún problema, pues debido a su sombrero algún desatado que había perdido la mandibula, lo confundió con un gnomo y echo a correr presa del pánico ante el asombro general.

La rave termino, y fue en busca de la tienda de nuevo, de camino, el pensamiento que le rondaba su alcoholizaba cabeza era que podía estar ante la mejor fiesta de su vida, y eso, que no había hecho nada mas que comenzar….


Mañana o pasado, o cuando la neurona que sigue viva y va dando vueltas en soledad por nuestra cabeza nos lo permita, seguiremos con esta estrambótica historia.

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