El verano ha llegado a su fin, y con ello, las fiestas de
los pueblos tocan también su final. Después de un fin de semana de números
alcohólicos extremos en Medina de Pomar, con sobre todo unos Wanchope, Sol y
Sombra, Vulkete y Mascota bíblicos, llega el momento de otra de las fiestas por
antonomasia del calendario zapatillero
de los Premios W. Las fiestas de Yudego. Así que nos parece un momento
inmejorable para recordar lo allí acontecido en 2010.
Yudego ha sido desde tiempos ancestrales una de las sedes de
los Premios W, muchos de sus participantes son originarios de allí, y se baten
el cobre por sus alrededores con regularidad. Prácticamente desde 2003 ha sido
cita ineludible y los recuerdos y las historias son muchas, pero hoy, nos vamos
a centrar en el viernes verbenero de 2010.
Como todos los años, Yudego se convertía en una bodega al
aire libre el segundo fin de semana de octubre, y ello hacia que una vez mas
muchos mitos de la noche se diesen cita en el siempre acogedor hogar de
Yudegas, dueño y señor del pueblo. La noche rápidamente alcanzo los niveles de
alcohol esperados y obligados, y comenzaron a ocurrir cosas.
Como siempre, Wanchope llevaba su mochila de trabajo
nocturno, llena de complementos con los que sorprender a todo el populacho. Ese
año, incluso, llevaba dos mochilas al ser de gran tamaño las sorpresas y al ser
también compartidas, puesto que Javier Muerto Está tenía mucho que decir. Los
nervios por sacarlo pudieron con ellos, y mediada la noche Muerto Está y
Wanchope cogieron el camino a la casa de Yudegas. Hasta allí, les acompaño
Robertazar viendo que algo grande estaba pasando y peleando un año más
infructuosamente por el pódium. Al llegar, su sorpresa fue mayúscula, pues se
encontró de lleno con dos Osos Panda que buscaban sus agujeros bucales para
beber.
No querían esperar más y emprendieron camino de nuevo a la
verbena, donde aparecieron cada uno por un lado provocando el delirio absoluto
de niños, jóvenes y mayores, a parte por su puesto de los cantantes verbeneros,
que rápidamente les ofrecieron subir al escenario. Allí comenzó una actuación
que con los años se ha vuelto rutinaria cada vez que se engalanan con estos
increíbles disfraces. Se empezaron a malwebar entre ellos ante la mirada
atónita de los presentes. Aquella actuación pandafílica hacia frotarse los ojos
a todo el mundo, sobre todo, pensando que uno de los Osos Panda era Wanchope y
el acto de malwebamiento estaba durando mucho mas de lo que acostumbra en la
realidad, por no hablar de las increíbles poses sexuales que allí se vieron y
que nunca se han realizado en la
practica real.
Esta actuación vino acompañada de mil fotos y copas gratis,
lo que hizo llevar más rápidamente si cabe a Muerto Está a la miseria. Empezó a
meter morro a todas las féminas del pueblo y al ver el 100 % de cobras decidió
quitarse el disfraz pensando que la culpa de que no malwebase una mierda la tenía
el disfraz y no su bochornoso estado etílico.
Por el contrario, Wanchope estaba disfrutando una vez más de
sus complementos, buscando bambú y gritando a viva voz su estado de peligro de
extinción. Pero en un golpe de mala fortuna, vio venir a El Colega Stijn
Devolder, que quería su parte de protagonismo. Wanchope intento huir a un
callejón cercano, mientras se quitaba la careta, pero el ataque era ya
inminente. El desaprovechado veneno empezó a salir por sus tragaderas y en un
momento se paro el tiempo. La careta de Wanchope se callo sobre su cara
quedando impregnada de todo el veneno sobrante.
Ello no disminuyo las ganas de
Wanchope de reventar la noche y mucho menos de quitarse el disfraz, por lo que
corrió a casa de Yudegas con la firme intención de limpiarlo todo.
Allí, cerrado en el baño y tarareando las canciones
verbeneras al compás del agua del grifo, le entraron las inevitables ganas de
mear, no parecía aparentemente un problema, pues el lugar era el adecuado. Todo
se complico al pensar que era la primera vez que se ponía el disfraz y que
había necesitado ayuda para hacerlo. Los peores presagios se convirtieron en
realidad al verse incapaz de desembarazarse de tan legendario complemento.
Después de 20 minutos de lloros impotentes y movimientos inclasificables para
quitárselo, tomo la difícil y caótica decisión de dejarse llevar al antojo de su cuerpo.
Poco o nada le importo, pues solo se quito las prendas
menores infectadas y continuo acechando la destrucción. Yudegas se entero de lo
sucedido al ver su baño convertido en bañera, pero no le dio más importancia ya
que estaba en plena bonificación en un estado etílico sideral.
Wanchope siguió al ritmo que le marcaba su demencia, dejando
más que ninguna otra vez su careta a los pedigüeños que querían inmortalizarse
con ella. Todo ello, debido por supuesto al hecho de querer compartir la
pestilencia dejada en ella por El Colega Stijn. Dicen los rumores que incluso,
Wanchope Arisco una de las veces confundió a Yudegas con su hermano pese a
estar a escasos dos metros. Clara muestra de que la altitud alcohólica era
digna de hospital.
La noche continuo en los derroteros esperados y uno a uno
iban cayendo a la cama, Robertazar, Jairo Flamenko, Vulkete… Pero antes que
todos ellos había llegado Muerto Está, totalmente atormentado por el ron
ingerido y en plena lucha con las
paredes y puertas de la casa de Yudegas. Si por el fuese, se había quedado a
dormir en las escaleras, pero recibió la ayuda celestial del padre de Yudegas,
que le ayudo a subir pensando que todo era una nueva broma de Muerto Está. En
la cama el peligro parecía haber pasado, hasta que El Colega Stijn, con risa
malvada, ataco a un Muerto Está que se veía salvado hasta ese momento. Lo que
no se salvo fue la ropa de Robertazar, el suelo, las paredes, las sabanas, el
edredón, el colchón y hasta la habitación contigua.
Fue uno de los días grandes de El Colega Stijn, que seguía
en plan destructivo, puesto que Wanchope, (que había logrado cerrar el pueblo,
solo con la compañía ya de los ancianos que se levantaban para el vermut)
seguía sufriendo sus duros correctivos.
Las fiestas de Yudego nunca han vuelto a ser lo mismo, como
expresaba el propio Yudegas en su entrevista allá por abril:
¿Cómo te sentó que te vomitara un drogadicto en casa?
"A mi sin mas, a mi madre mal de cojones, he de
recordar lo que me dijo: “hijo, sé que eres buena persona y te gusta ayudar a
la gente, pero si recoges vagabundos drogadictos por la calle los cuidas tú y
limpias su mierda” sabias palabras, nunca mas ayude a ninguno."
Me est.an entrando ganas de pillarme un oso panada de una vez e irme a esta clasicísima!!!
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