Raro se hace a estas alturas, recién estrenado el 2013,
hacer una efeméride de 2012. Pero así es, en el comienzo del año pasado, justo
el primer día del año ocurrió la historia que os vamos a narrar.
Wanchope Arisco y Muerto Está se disponían acechar la suma mítica
de Nochevieja en Andorra, lugar que les recordaba viejos e infantiles momentos,
momentos que nada tendrían que ver con los que ese año se produjeron.
Su Nochevieja comenzó prontísimo, pues el día 31 a las 10 de
la mañana volaban ya las cervezas Goll-Damm. Todo ello hizo que a la hora de la
comida la familia ya mandase rebajar los humos a los dos hermanísimos. Pero pese
a las críticas recibidas, los dos continuaban un ritmo bodeguero sin igual,
acrecentado por los metros de altitud a los que se encontraban y el ambiente
navideño del lugar.
La tarde continuó por los mismos derroteros con la compañía del
champan y los espectáculos en los bares. Hubo momentos disparatados dignos de películas
de bajo coste, como cuando se comieron una ración de 20 cangrejos vivos bañados
solo en picante ante el absoluto asombro de media población andorrana.
Por entonces, la bodega jugaba un papel imborrable en sus
cuerpos y en la cena no eran mas que meros escombros, sombras de lo que el
alcohol había hecho en sus cuerpos. Rápidamente su delirante estado de forma
nocturno les llevo de nuevo al 100 %, y en la cena todo ocurrió rápido como
acostumbra, hurtos de uvas, comida tirada, copas rotas y combinados contados
por cientos.
Era la hora de reventar la noche, y se hizo, claro que se
hizo. Espeluznante bodega hacia alejarse de ellos al populacho andorrano, aterrados por
la presencia de participantes de gran enjundia de los Premios W. Pese a todo se
consiguió bonificar, e incluso malwebar en el caso de Muerto Está. Y como no podía
ser de otra manera cerraron todas las discotecas y afters del paraíso pirenaico.
El día de año nuevo se preveía mas tranquilo, pero ni mucho
menos, desde que se levantaron para comer comenzaron el Ronrroneo típico de sus
alucinantes vidas. Y después de la cena, viendo que la bodega continuaba y el
cansancio no llegaba, se decidieron a salir de nuevo de fiesta. Ese día poco podía
ocurrir, pues prácticamente todo estaba cerrado. Así que sobre las 3 de la
mañana tuvieron que volver al redil.
Llegando a casa vieron un control de alcoholemia con 30 policías
y sin pensárselo dos veces se lanzaron a preguntar:
-“Tenemos el coche un poco más adelante y tenemos que ir al
pueblo siguiente, ¿nos podéis hacer el control de alcoholemia para ver si
pitamos y así cogemos un taxi?
Los policías mostraron una amabilidad absoluta, y dejaron a
Muerto Está soplar. Pronto, vieron que el alcoholímetro tardaba en dar la
respuesta, atronado por la enfermiza cantidad alcohólica recibida. Y un policía
agarro a Muerto Está para llevársele a comisaria debido a la muestra que había dado.
Otro policía se apresuró aclarar la situación:
-“Que no tranquilo,
que estos no venían en coche, es solo un control preventivo”
Mientras enseñaba entre risas el resultado de Muerto Está:
¡0,81!
Nadie comprendía la aparente sobriedad que mostraban ambos
individuos y el resultado del control, así que los recientes, por entonces,
numero 1 y numero 3 reclamaron una segunda prueba:
-“Déjeme probar a mí” dijo Wanchope “que he bebido de 2 a 3 cervezas
menos que él”
Sin dudarlo los policías sacaron otra muestra para que
Wanchope realizase el control y de nuevo, misma historia, el alcoholímetro asimilando
el tsunami de veneno recibido.
Ya las risas de la policía eran más que incontrolables, y
les enseñaron el resultado: ¡¡1,22!!
En ese momento ya si que nadie entendía nada, así que Wanchope
pregunto:
-“¿Pero con ese resultado no debería estar en el hospital
luchando por sobrevivir?”
-“Eso es lo que no entiendo, que no vas ni haciendo el balancín”
exclamo el policía atónito.
Así que Muerto Está y Wanchope continuaron andando para ir
al supuesto pueblo donde tenían que ir mientras los policías no paraban de reír:
-“Buen paseo os espera si queréis que se os baje, os va a dar para caminar hasta Burgos.” Dijeron ya por ultimo los policías.
Ellos, no sabían que los dos vivían a escasos cien metros
del control y que todo ello formaría parte de una entrada en la sección efemérides
de los Premios W.
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